𝑹𝑬𝑪𝑼𝑬𝑹𝑫𝑶𝑺 𝑫𝑬 𝑰𝑵𝑽𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶. 𝘕𝘰𝘸 𝘱𝘭𝘢𝘺𝘪𝘯𝘨: 𝘚𝘶𝘯𝘯𝘺 𝘚𝘶𝘮𝘮𝘦𝘳 𝘋𝘢𝘺𝘴 - 𝘛𝘳𝘢𝘥𝘦 𝘓𝘰𝘷𝘦 (𝟣𝟫𝟫𝟧). 𝑆𝑢𝑛𝑛𝑦 𝑆𝑢𝑚𝑚𝑒𝑟 𝐷𝑎𝑦𝑠 甦る夏の日々 鮮やかに あの笑顔を写すよ 𝑆𝘩𝑖𝑛𝑛𝑖𝑛𝑔 𝑆𝑢𝑚𝑚𝑒𝑟 𝐷𝑎𝑦𝑠 燃え尽きた二人には。 𝙹𝚞𝚗𝚒𝚘 𝟸𝟶𝟷𝟻, 𝙾𝚜𝚕𝚘. 𝙽𝚘𝚛𝚞𝚎𝚐𝚊. Ø𝑘𝑒𝑟𝑛𝑠𝑒𝑛𝑡𝑒𝑟𝑒𝑡 𝑠𝑦𝑘𝑒𝘩𝑢𝑠. ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━╼ Habían pasado treinta minutos de la hora libre que los residentes de la clínica tenían los jueves por la tarde. Hacía una semana que Mildri había visto a sus padres en una reunión rutinaria con los familiares que lo desearan, y en esa visita su madre había logrado darle a la joven un viejo MP4 con unos auriculares. Algo inusual pero definitivamente permitido en aquel sitio. Por supuesto Fredriksen no podía tenerlo todo el tiempo que quisiera, era confiscado después de cada descanso. Además, enfermeros del hospital revisaban las canciones (como el resto de las otras funciones) que había en dicho dispositivo, mucho antes de dejar que su propietario dispusiera de ello. Klara, la mejor amiga de Mildri en aquel entonces, había sugerido escuchar música durante ese pequeño descanso. Al ser canciones elegidas por su madre Kyoka, la mayoría eran antiguas, en japonés. Canciones que ella ya escuchaba de pequeña y que, de alguna forma, su progenitora pensaba que podían ayudarla a mejorar. En aquel momento Sunny Summer Days de Trade Love sonaba a través de aquel aparato electrónico. Mildri apenas hacía caso a la música, no había tenido una buena semana, pero su amiga sí estaba interesada en lo que estaba oyendo en aquel momento. — Me gusta está canción, ¿cómo se llama? — Preguntó la pelirroja intentando coger el MP4 de las manos de la otra joven sentada a su lado. — Sunny Summer Days. — Mildri contestó casi para ella, como si no le interesara nada la conversación. Aunque si amiga sabía que no era el caso. Ninguna de las dos dijo nada más por unos segundos, dejando que la melodía que salía por los auriculares hablara por ellas. Klara no estaba especialmente preocupada por la chica sentada a su lado. Sabía que la habían cambiado la medicación y de psiquiatra casi en el mismo día, por lo que sabía que aún estaría haciéndose a los cambios. — Midsommarafton está cerca, ¿pretendes hacer algo? — ¿Sankthansaften? — Preguntó confundida la joven de ojos rasgados. Sankthansaften era una de las fiestas que más le hacía ilusión a Mildri cuando era una niña. En Nueva York no lo podía celebrar como tal, sin embargo, era cuando comía la comida típica de Noruega, lo que la hacía recordar a sus abuelos que apenas veía. A su vez, su padre siempre tenía esa noche libre para ir al bosque con Mildri y hacer una gran hoguera donde contaban historias de miedo y de la mitología noruega. — Cómo sueca, para mí siempre será Midsommarafton. — Fue entonces cuando Klara cogió las manos de su amiga para hacer que la mirara, antes de continuar con la propuesta que tenía en mente. — No creo que estemos fuera para entonces, y como no nos dejarán celebrar nada, se me ha ocurrido hacer algo que mi madre me enseñó. — Tú dirás… — La noche del 23 de junio debemos recolectar siete flores distintas y ponerlas debajo de la almohada. Si sueñas con una persona en concreto, quiere decir que esa persona es con la que te casarás. — ¿De dónde pretendes sacar siete flores distintas? Habían pasado casi tres meses desde que Fredriksen había ingresado en aquel lugar, y aunque sabía que el recinto era grande y con amplias zonas de campos con árboles y flores, no recordaba haber visto tanta variedad de vegetación. — Aquí. Detrás del área de arte hay toda la variedad que necesitamos. Vamos, será divertido y no tienes nada que perder. La morena miró a su amiga por unos segundos antes de asentir con la cabeza. Justo cuando la canción estaba a punto de finalizar. Aquella noche del 23 de junio de 2016 ninguna logró soñar con alguien en concreto; hombre o mujer. A pesar de ello, Mildri sí que consiguió celebrar de alguna manera la fiesta que tanto añoraba, al igual que una tradición y recuerdo que, aún 6 años después, sigue conmemorando. Cada Sankthansaften o Midsommarafton deja siete flores diferentes bajo la almohada, esperando soñar con algo que nunca cree que conseguirá tener establemente por culpa de sus trastornos y personalidad. Cada vez que Sunny Summer Days suena en su móvil, coche o altavoces la trasporta a esa escena como si hubiera pasado hace unos segundos.

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